Descripción
“Adrian Gray nació en mayo de 1862 y murió violentamente a manos de uno de sus propios hijos el día de Navidad de 1931. El crimen fue espontáneo e impremeditado, y el asesino se quedó mirando primero el arma dejada en la mesa, luego el cadáver, a la sombra de las cortinas de tapiz, aún sin miedo, sino incrédulo y sin palabras”: así comienza “Retrato de un asesino”, una de las primeras muestras de novela policiaca “invertida”, donde la identidad del asesino es conocida desde la primera página y el suspense se elabora a partir de sus coartadas y de la incógnita de si será descubierto o conseguirá escapar.