Descripción
Coches, taxis y autobuses en un enloquecido vaivén, motos en zigzag, personas que caminan a toda prisa y chocan entre elles como si fueran robots medio averiados. La vida rueda acelerada en las calles de la ciudad. Pero, de pronto, ese frenético ritmo se topa con una niña y su bicicleta. Una niña que planta cara al tráfico y lo detiene. Porque las calles son para pasear, para jugar; porque las calles nos pertenecen a todos.