Descripción
En la media milla cuadrada de decadencia y escombros que antaño fue la capital sajona de Inglaterra, la eternidad se cierne sobre unas viviendas sociales propensas al incendio. Enclaustrada en el mugriento ámbar de la cotidianeidad del barrio, entre sus santos, reyes, prostitutas y vagabundos, discurre una cronología humana diferente; Una sucia simultaneidad que no distingue entre los charcos aceitosos y los sueños quebrados de aquellos que los surcan. Componiendo una opulenta mitología para quienes no tienen ni donde caerse muertos, a través de las laberínticas calles y páginas de “Jerusalén” pululan fantasmas que cantan sobre la riqueza y la pobreza; Sobre África, sobre himnos, y sobre nuestro raído milenio. Debaten sobre la lengua inglesa tratándola como un idioma visionario que abarca desde John Bunyan a James Joyce, peroran sobre la ilusión de la mortalidad tras Einstein, e insisten en considerar tan marginal barriada como la eterna ciudad santa de Blake.