Descripción
Los grupos criminales que transportan esta sustancia entre Sudamérica y Galicia no tienen reparos a la hora de hundir un submarino en el que han invertido dos millones de euros, a varios cientos de millas de las rías, cuando ya han cargado los fardos. Realmente se han convertido, en gran parte, en empresas al servicio de sus socios colombianos que, con mayor frecuencia cada vez, se instalan en la provincia de Pontevedra para supervisar los alijos.